Falleció Alejandro "Pachorra" Sabella a los 66 años
Este martes 8 de diciembre, poco después del mediodía, falleció Alejandro Sabella. A los 66 años, se fue el entrenador que llevó a la Selección al subcampeonato en el Mundial de Brasil y que se transformó en un ícono para los hinchas de Estudiantes.
Otro golpe para el mundo futbolero tras la partida de Diego Maradona, hace unos días. Otro mazazo al corazón en un año para el olvido, en todo sentido. Se va un tipo muy querido en el ambiente de la redonda. Un verdadero profesor que dejó su huella en todos los que pasaron por sus manos. O los que escucharon sus sabias palabras. No regalaba elogios así nomás. Pero cuando lo hacía era por algo. Por ejemplo, el día que dijo que "Gallardo tenía una manual de fútbol en su cabeza".
Como jugador, salió de las Divisiones Inferiores de River y, tras su pasó por el fútbol inglés, desembarcó en 1981 en Estudiantes para desplegar toda su magia como enganche en el equipo campeón de Carlos Bilardo. Ahí fue donde conoció al Narigón. Luego, breves estadías en Gremio, Ferro e Irapuato. Ya retirado, arrancó siendo ayudante de Daniel Passarella: River, Selección y más antes de empezar a desarrollar su propia carrera como entrenador.
En 2009 revolucionó a Estudiantes. Volvió a su casa para darle la cuarta Libertadores de la historia, con un Juan Sebastián Verón como manija dentro de la cancha. La familia del Pincha unida para tocar el cielo con las manos en Brasil, derrotando a Cruzeiro. Meses más tarde, estuvo a minutos de vencer al inolvidable Barcelona de Guardiola y Messi en la final del Mundial de Clubes. Un enorme trabajo táctico y estratégico pensando por Pachorra y llevado a cabo por los jugadores.
Este martes 8 de diciembre, poco después del mediodía, falleció Alejandro Sabella. A los 66 años, se fue el entrenador que llevó a la Selección al subcampeonato en el Mundial de Brasil y que se transformó en un ícono para los hinchas de Estudiantes.
Otro golpe para el mundo futbolero tras la partida de Diego Maradona, hace unos días. Otro mazazo al corazón en un año para el olvido, en todo sentido. Se va un tipo muy querido en el ambiente de la redonda. Un verdadero profesor que dejó su huella en todos los que pasaron por sus manos. O los que escucharon sus sabias palabras. No regalaba elogios así nomás. Pero cuando lo hacía era por algo. Por ejemplo, el día que dijo que "Gallardo tenía una manual de fútbol en su cabeza".
Como jugador, salió de las Divisiones Inferiores de River y, tras su pasó por el fútbol inglés, desembarcó en 1981 en Estudiantes para desplegar toda su magia como enganche en el equipo campeón de Carlos Bilardo. Ahí fue donde conoció al Narigón. Luego, breves estadías en Gremio, Ferro e Irapuato. Ya retirado, arrancó siendo ayudante de Daniel Passarella: River, Selección y más antes de empezar a desarrollar su propia carrera como entrenador.
Con la 10 de Argentina.
En 2009 revolucionó a Estudiantes. Volvió a su casa para darle la cuarta Libertadores de la historia, con un Juan Sebastián Verón como manija dentro de la cancha. La familia del Pincha unida para tocar el cielo con las manos en Brasil, derrotando a Cruzeiro. Meses más tarde, estuvo a minutos de vencer al inolvidable Barcelona de Guardiola y Messi en la final del Mundial de Clubes. Un enorme trabajo táctico y estratégico pensando por Pachorra y llevado a cabo por los jugadores.
Luego de un nuevo título con Estudiantes, le llegó la chance en la Selección. Borró las dudas iniciales y comandó al equipo en una gran Eliminatoria. Luego, el papel en el Mundial de Brasil fue enorme: llevó a Argentina a una nueva final después de 24 años. Se quedó a las puertas de levantar la Copa del Mundo, pero el papel de la Selección -con Messi y Mascherano- quedó en la memoria y el reconocimiento de todos.
Batallador de la vida, le había ganado una dura pulseada a una enfermedad de consideración en los últimos años. Sin embargo, el último 25 de noviembre -justo cuando falleció Maradona- se dirigió a una clínica de Belgrano porque no se venía sintiendo del todo bien. Sufría una insuficiencia cardíaca.
Si bien en un principio se hablaba de una serie de chequeos y estudios de rutina, el cuadro se fue complicando a lo largo de los días y Sabella tuvo que permanecer internado, acompañado siempre por su familia: su esposa Silvana y sus hijos. Su estado se complicó también por un virus intrahospitalario. En medio de esos vaivenes, llegó al menos a recibir dos lindas noticias: el embarazo de una de sus hijas y el recibimiento de economista de su hijo.
Pero en esta jornada, a las 15.30, el cuerpo del DT dijo basta. Se apagó su llama, pero el recuerdo está y estará en todos los futboleros. Llora el Pincha, llora River. Llora otra vez el fútbol argentino. Se fue otro grande del deporte. Un tipo sencillo, humilde. Un maestro con todas las letras. Hasta siempre, Alejandro.