Boca quedó eliminado de la Copa Sudamericana
El equipo de Martínez se sobrepuso a un inicio muy desafortunado, con la expulsión increíble de Advíncula y dos goles rápidos de Cruzeiro. Acarició la épica de la mano de Giménez y Chiquito, pero en los penales no hubo caso. Una buena, clasificó al Mundial de Clubes.
Le duró poco a Boca la alegría de la previa por la clasificación al súper Mundial de Clubes del año que viene. Las derrotas de San Lorenzo el martes, Talleres el miércoles y Nacional de Montevideo este jueves ante San Pablo en Brasil por la Libertadores le aceleraron el trámite al Xeneize y minutos antes del encuentro se enteró que en 2025 andará de visita por Estados Unidos. Pero lo dicho, la felicidad le duró poco, acaso nueve segundos. Medina sacó del medio para Zenón, el zurdo se la devolvió y Medina se la dejó corta a Pol Fernández, quien despejó para donde pudo. La pelota le cayó a Advíncula y el peruano, de grandes actuaciones últimamente, hizo una de Fabra: sombrerito poco propicio que se le terminó yendo largo y pisotón tremendo a Lucas Romero. Roja indiscutible a pesar de los desesperados pedidos de perdón del lateral y Boca en shock.
Alguno habrá pensado que más desafortunada que la salida de Advíncula fue el ingreso de Figal (Martegani pagó los platos rotos). Es que al exIndependiente se le ocurrió enganchar en campo propio ante la marca de dos rivales a los nueve minutos. La consecuencia no podía ser otra que perder la pelota y habilitar un ataque letal de Cruzeiro que, primero chocó con una buena respuesta de Chiquito Romero -resbalón de Lema de por medio- y después se concretó con la llegada goleadora y solitaria de Matheus Enrique para empatar la serie (la ida fue 1-0 en La Bombonera).
Ya resultaba sospechoso que el azar esté tan ensañado con el equipo argentino. Entonces la suerte le jugó una buena pasada a Zenón cuando la defensa de los azules lo dejó mano a mano con el arquero Cassio. Pero el exUnión definió muy mal.
Ante semejante desprecio a un guiño del destino, Boca pasó de un 1-1 potencial al 0-2 demasiado real. En un córner muy discutido -parecía ser saque de arco-, la defensa marcó muy mal y Walace puso el segundo a los 21 con, a falta de males xeneizes, un desvío que le complicó más la reacción a Chiquito Romero.
Las desgracias se sucedían una tras otra para Boca que, al borde del desmayo, empezó a ver cómo Cruzeiro se complicaba solo. Sobre todo en defensa, ante la presión intermitente de los exhaustos Medina, Merentiel o Giménez. El exBanfield, con una oportunidad de oro para mostrarse ante la ausencia del lesionado Cavani, resolvió muy bien la primera que tuvo tras un recupero de Medina, aguantando la marca y sacando un derechazo que se fue cerca. Y en la segunda que le quedó, a los 48 del primer tiempo, Boca deliró: centro pasado de Pol Fernández para que Lema la baje y el nueve domine y encuentre una floja reacción de Cassio para el 1-2. Épica momentánea y penales en el horizonte, no sin antes zafar del tercero con otro atajadón de Romero ante una chilena de Lautaro Díaz.
A Cruzeiro le influyó más el descuento xeneize que el hombre de más. Todo el agrande de la primera parte, con un estadio explotado, se transformó en presión en la segunda. Así, Boca disimuló sus falencias y transitó la etapa a pecho inflado y casi que de dominador. Al menos hasta los últimos 15 minutos. Entre el cansancio propio y la desesperación ajena, la visita se refugió muy atrás y le empezó a prender velas a Romero, quien volvió a aparecer cuando más se lo necesitaba y condujo a los suyos hacia los penales.
Pero la historia de Chiquito y los penales se terminó en Belo Horizonte. El uno demostró que puede sangrar: no adivinó ningún tiro, Cruzeiro no falló, y, en el décimo y definitivo remate, Merentiel la mandó a cualquier lado (antes metieron Rojo, Lema, Blanco y Figal). Boca afuera de la Sudamericana.